viernes, 20 de junio de 2014

El instante decisivo después de Google


¿Dónde pasa a residir, entonces, el mérito de la creación? La respuesta parece simple: en la capacidad de dotar a la imagen de intención y de sentido, en hacer la imagen significativa. En definitiva, el mérito estará en que seamos capaces de expresar un concepto, en que tengamos algo interesante que decir y sepamos vehiculizarlo.

Joan Fontcuberta, From Here On.


Robado del facebook que Olmo Gonzalez Moriana

















"La imagen –decía Godard– no pertenece a quien la hace sino a quien la utiliza[1]”. La masificación de imágenes hace que la apropiación parezca “natural”. Tan natural y tan extendida que incluso queda desprovista de radicalidad crítica y de espíritu de transgresión. Es un gesto espontáneo que llegamos a hacer sin darnos cuenta: las imágenes están demasiado fácilmente al alcance de nuestra mano. El ecosistema icónico nos fuerza al reciclaje y al remix.
La misión de los creadores puede entonces también consistir en restablecer un nuevo orden. “Disponemos de suficientes elementos para afirmar que existen catálogos y catálogos: unos nos dicen que el mundo es repetitivo; los otros, que siempre es sorprendentemente distinto.(…) Los criterios de verdad han cambiado: a lo real se opone lo virtual, a una verdad de hechos se opone una verdad de experiencias. Otras instancias también son distintas: a la memoria se opone la comunicación, a la representación se opone la conectividad. Y respecto al tiempo, los instantes decisivos se oponen a los indecisivos.[2]
El registro ya no está reservado a lo extraordinario, y cuando lo extraordinario ocurre queda sepultado por el magma inconmensurable de lo ordinario. “En el reino de la banalidad, los momentos extraordinarios quedan eclipsados”[3].
Las premisas aquí interpelan la gestión de la bulimia y del consiguiente empacho de imágenes. En contrapartida, que hoy sobren imágenes nos obliga también a reflexionar sobre las imágenes que faltan, sobre los déficits significativos: “las imágenes que nunca han existido, las que han existido pero ya no están disponibles, las que se han enfrentado a obstáculos insalvables por existir, las que nuestra memoria colectiva no ha conservado, las que han sido prohibidas o censuradas… Pero en cualquier caso, exceso y acceso siguen marcando la agenda de la cultura visual postfotográfica”.[4]
El valor de creación más determinante no consiste en fabricar imágenes nuevas, sino en saber gestionar su función, sean nuevas o viejas. Con lo cual, la autoría –la artisticidad– ya no radica en el acto físico de la producción, sino en el acto intelectual de la prescripción de los valores que puedan contener o que puedan acoger, valores que subyacen o que les han sido proyectados.

UNA APROXIMACIÓN A LA IDEA DE COMUNICACIÓN MULTIMEDIA
El origen etimológico latino (“multi –‘numeroso’ y ‘media’ plural de médium: ‘medios’, ‘intermediarios’) da claras pistas de su significado esencial: multimedia es aquello que se expresa, transmite o percibe a través de varios medios. El Cambridge International Dictionary define el término como “el uso de una combinación de imágenes estáticas y móviles, sonido, música y palabras, especialmente en ordenadores o entretenimiento”.[5] Esta parece ser la definición más ampliamente aceptada, así, ya en 1994, Tony Feldman escribía el multimedia como “una integración sin fisuras de datos, texto, imágenes de todo tipo y sonido en un único entorno digital de información”.[6]
Un producto informativo que sólo permita acceder a un texto, a un vídeo y/o a una grabación de sonido por separado no se puede considerar propiamente un mensaje multimedia; se trata simplemente de un conglomerado desintegrado de mensajes informativos independientes, algo que, como apunta Pérez Luque, cabría designar más propiamente como many media[7]. Por resumir, las claves de lo multimedia en el plano comunicativo según Salaverría se reducirían básicamente a dos: información en multi-código y unidad comunicativa.[8]
Cuando se habla de multimedia en el ámbito de la comunicación se alude a dos realidades, por un lado a los lenguajes y por otra a los medios. En el plano de los lenguajes o plano comunicativo, el adjetivo multimedia identifica aquellos mensajes informativos transmitidos, presentados o percibidos unitariamente a través de múltiples medios. En el plano de los medios, que por concretar denominaremos plano instrumental, multimedia equivale a los “múltiples intermediarios” que pueden participar en la transmisión de un producto informativo[9], tanto si este producto es multimedia en el sentido comunicativo como si no lo es. [10]
Si bien la integración instrumental ha avanzado enormemente en los últimos años, la integración comunicativa progresa con mucha más lentitud.  Hoy en día lo más común es encontrarse con grupos empresariales de comunicación que todavía no han conseguido desarrollar productos informativos multimedia integrados en términos comunicativos.
Por unidad comunicativa entendemos la cualidad de algunos productos informativos de conformar un significado único mediante la armonización de diversos elementos informativos comunicados a través de diferentes códigos. Para alcanzar esta armonización es preciso observar, entre otras, ciertas cualidades como la no-redundancia excesiva entre los mensajes expresados a través de cada código, la complementariedad de esos mensajes hacia la consecución de un objetivo informativo común o la cesión del protagonismo a aquel código que en cada caso sea el más pertinente.
La prensa  y la televisión llevan años experimentando con formas básicas de comunicación multimedia. La diferencia en la actualidad es que las pautas que se han de desarrollar con las nuevas redes digitales ya no afectan sólo a dos códigos, como ocurría con el binomio de “texto-imagen” en la prensa y con el de “imagen-sonido” en la televisión y en el cine. La tecnología digital ha puesto sobre la mesa el reto de desarrollar nuevos lenguajes informativos que permitan integrar adecuadamente múltiples códigos (texto, imagen, sonido, y recientemente, el data visualization). En este sentido, coincidimos con Xosé López cuando señalaba que en el cambio de siglo uno de los principales desafíos consiste en fomentar la innovación con los lenguajes y los productos para descubrir nuevas formas de contar historias, permitir la interactividad con calidad mediante nuevas herramientas y en nuevos soportes.[11]
En su libro Sobre la música, reflexiones alrededor de la música y el audiovisual, Jaume Radigales también reflexiona sobre la composición ‘nueva’ en palabras que bien podrían aplicarse a la composición de nuevos textos multimedia por parte del periodista. Radigales se refiere a la búsqueda de una música ‘nueva’ basada en la búsqueda de la objetividad desarrollada por Adorno Y Eisler. No se trata de una objetividad hueca, o que esta implique un distancia emocional por parte del compositor – o del periodista – sino de “escoger conscientemente la actitud necesaria en cada circunstancia, en lugar de incurrir en clichés. (…) El material musical ha de adaptarse exactamente a las tareas musicales que se impongan en cada caso”[12], del mismo modo que las herramientas para el uso de la construcción de un multimedia deben adaptarse a la tarea periodística impuesta por cada historia en particular.
“Precisamente”، prosigue Radigales، “el aspecto artístico enfrontado al maquinístico, reivindicado por Adorno y Eisler, los hace remitir a la forma sonata, bitemática, que ha imperado a lo largo de las composiciones musicales durante casi 300 años. Para Adorno y Eisler, las breves composiciones que integran la totalidad de la partitura cinematográfica han de mantener la forma sonata des del punto de vista estructura (y no tanto tonal), por tal de evitar la excesiva fragmentación que podría llevarnos a una composición poti-pourri. Así mismo, la forma sonata como eje esquemático matriz permitirá alejarse del modelo de música incidental, de comentario, de elementos excesivamente poetizante, que serían un lastre para las funciones de la música respecto a la imagen”.[13]
Anteriormente hemos desarrollado la idea de cosmopolitismo imaginario. David Casacuberta, en su libro Creación colectiva. En Internet el creador es el público nos advierte de lo que él denomina falsas revoluciones que serían el multimedia, la interactividad, el hipertexto, la anarquía digital, el escapismo, la velocidad y la desterritorialización[14]. Según Casacuberta hay varias confusiones “La primera y más central es confundir la cultura con sus soportes, la segunda es suponer que los medios digitales son inmutables y la tercera es olvidar la historia que, como dijo Santayana, los que los hacen están obligados a repetirla”.
Casacuberta arremete contra aquellos que definen la cultura digital exclusivamente en base a su relación con la tecnología argumentando que según dichos parámetros, cualquier cosas hecha con un ordenador se convierte en cultura digital. Y no es el caso. “Lo peor” prosigue Casacuberta “ es que entonces los analistas quieren extraer información de donde no la hay, y así empiezan a hablar de los ceros y unos, de JODI, pensando que están diciendo algo informativo, aunque que sea tan pobre como decir: las vocales y las consonantes de las obras de Cortázar”. [15]
Para cubrir esta brecha informativa, Casacuberta propone al término ‘cultura digital’ la siguiente definición: “Por ‘cultura digital’ queremos decir algo más que “cosa hecha con un ordenador”, estamos también apuntando a una forma concreta de tratar el material, a un estado mental y determinado en la forma en que el creador construye su producto y el público interactúa con él”[16]
Asa Briggs y Peter Burke coinciden en esta misma línea de pensamiento y en el libro De Gutenberg a Internet añaden “La formidable capacidad de la tecnología de base informática para presentar todos los problemas de información en forma digital, procesarlos, transmitirlos, comprimirlos y almacenarlos, tendió a desplazar la atención del público del tipo de información que se transmite –su contenido- a la capacidad para representarla mediante la informática en forma digital como ceros y uno… En adelante, el contenido no determinará los modos de transmisión.”[17]
Volvamos pues, a las falsas revoluciones de Casacuberta. El autor plantea muchos ejemplos de comunicación multimedia pre-digital que pueden englobarse bajo una misma premisa “la idea de mezclar imágenes reales, animaciones y sonido, es tan vieja como el cine. El hecho de que en un videoclip de los Chemical Brothers aparezcan esqueletos bailando creados digitalmente no significa que animar esqueletos sea algo posible sólo gracias a los ordenadores. Ray Harrihausen había hecho lo mismo en 1957 en su película El séptimo viaje de Simbad, con un recurso nada digital pero sí muy poderoso de la animación: el stop-motion”[18].




El séptimo viaje de SimbadRay Harrihausen (1957)


[1] Jean Luc Godard en la rueda de prensa de presentación de Notre Musique en el Festival de Cannes 2004
[2] FONTCUBERTA, From Here On, Instantes indecisivos, Ibid 124
[3] Ibid
[4] Ibid Epílogo p.126
[5] Cambridge International Dictionary (Online) (2000): Cambridge: Cambridge University Press. http://dictionary.cambridge.org/define.asp?key =multimedia*1%2B0.
[6] FELDMAN, Tony, Multimedia, Londres, Blueprint,1994 p. 4
[7] PEREZ LUQUE, María José, El periodismo y las nuevas tecnologías, Pamplona, Newbook Ediciones,1997,  p.198
[8] SALAVERRÍA, Ramón, Aproximación al concepto de multimedia desde los planos comunicativo e instrumental, Universidad de Navarra, 2001 <http://hdl.handle.net/10171/5068>
[9] XIE, Geoffrey, "Introduction to multimedia" documento online <http://faculty.nps.edu/xie/cs3202/notes_html/tsld001.htm>
[10] SALAVERRÍA, Ibid
[11] LÓPEZ, Xosé, Nuevos soportes para un periodismo necesitado de reflexión crítica, en Revista Latina de Comunicación Social, núm. 31 La Laguna, Tenerife, 2000 <http://www.ull.es/publicaciones/latina/aa2000kjl/z31jl/83xose.htm>
[12] ADORNO, Theodor, EISLER, Hanns, El cine y la música, Fundamentos, Madrid, 1981 p. 52 citado en Jaume Radigales, Sobre la música, Reflexions a l’entorn de la música i l’audiovisual. , Barcelona, Tripodos, 2002 p.137
[13] RADIGALES, Jaume, Sobre la música, Ibid
[14] CASACUBERTA, David, Creación colectiva. En Internet el creador es el público. Barcelona, Gedisa, 2003 p. 42
[15] Ibid p. 43
[16] Ibid
[17] BRIGGS, Asa,  BURKE, Peter, De Gutenberg a Internet. Una historia social de los medios de comunicación, Madrid,Taurus, 2002 p. 301
[18] CASACUBERTA Ibid p. 45

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